lunes, 31 de agosto de 2009

paraugas para unha espera

no hay nostalgia peor
que añorar lo que nunca jamás sucedió
- Sabina

Abre un paraugas Susana, aínda que non chova. Abre un paraugas e soña, pecha os teus ollos, imaxina o son das gotas, o cheiro do orballo cando cae sobre as herbas, imaxina unha cantiga burbullante, un sorriso no campo, un hórreo cheo de traballo. Abre un paraugas e espera, e mentres tanto respira, fala esta lingua que amas, as palabras que che espremen as bágoas, e espera. Chea unha cunca con viño e bebe sen présa, Susana, que o tempo é sempre egoísta. Abre un paraugas esta noite, como o abro eu cada mañá. Xa choverá na Galiza, Susana, xa choverá, e vas mollarte os pés, como se mollarán os meus.

jueves, 20 de agosto de 2009

t'enyoro

(a dedicatoria sobra)

“t’enyoro” me escribe Susana con su sagaz catalán. Dice que viene del latín ignorare, no saber dónde está alguien que se quiere. Me escribe desde una casa de ensueño, una casa de piedra encaramada en el monte, rodeada de bosque y campo y Galiza, una casa de abuelos con historias tristes, calladitas, tiernas, dormidas en la lengua como esa quietud de piedra que tímida levanta su espalda para sostener un techo.

Yo no ignoro donde está Susana, lo sé a medias. Estará en la casa de piedra leyendo un cuento de Cunquerio, o en el jardín, calurosa, tendiendo sobre una manta la cena que bajo el sol comerán. Estará en Ponteareas, o en Vigo o en Santiago, estará en el monte paseando con Danita, o refugiada del calor piedra adentro, intercambiando con Antón cuncas con vino e historia.

Susana está en el país de mis sueños, comiendo frutas de un huerto, llorando con la aldea el silencio. Yo la extraño y bien la añoro, añoro todos sus pasos cuando tocan la tierra que guarda de mis raíces los choncos. Pero no existe en castellano, Susana, como no existe morriña ni saudade. Cada lengua con sus sentimientos propios, cada lengua llora a su manera. Susana en el país de las tristes maravillas y yo en este callejón sin salida. Yo no ignoro donde está Susana, lo sé a medias y el resto lo imagino entre mis sueños. Susana está en la casa de piedra, y yo no dejo de repetir: “t’enyoro”.