lunes, 26 de abril de 2010

como esperando abril

solía gustarme abril, era el mes que traía las flores. ahora ni eso, los árboles no entienden nada y lanzan sus semillas a destiempo, ya no tiene caso esperarlos, llegan cuando pueden. pero este abril especialmente me deja una amargura espesa que me adormece la lengua, los dedos y los ojos. ni siquiera puedo llorarlo.

no es que fuera yo entusiasta, sabemos que nací hidropónica, pero al menos suelo tener la rabia, la piedra en mano, la carcajada, la lata de pintura, el teclado o alguna manta robada. hoy no tengo fuerzas ni ganas. ni siquiera para eso, para lanzar la piedra al aire y gritarle al vacío improperios. no conjugo una blasfemia para ateos, ni aunque fuese un ensayo, nada.

quizás me ha desgastado los ojos tanto discurso de odio, tanto facho masturbándose al ritmo del crujir de un diente que se quiebra, el aplauso al puñal minero que escarba progreso en la zona norte, el pene que sólo debe entrar en la vagina, la cura, por fin La Cura, a tanta homosexualidad que anda suelta. se me han gastado los ojos, sí, de tanto leer las paredes de este pegajoso callejón sin salida. y se me han ido secando. y ya no pueden llorar.

lo único bueno que trajo abril fueron las flores. y ni siquiera las trajo.