sábado, 1 de septiembre de 2012

yes


respiración tardía, indispuesta y malhumorada, ensayo de reniego que ni a eso llega, apenas un suspiro solapado, un imperioso deseo de silencio, un imposible, un anémico reclamo, la intrépida contradicción del cuerpo, las ganas de estar vivo y de estar muerto, el golpe siempre ausente y necesario, el golpe que podría ajustarlo todo, el tiempo, los vacíos, los huecos que van quedando entre la carne, las horas, las tantas horas, los bordes carcomidos y olvidados, la voz que suena otra cuando suena, los dedos que en ninguna parte caben, la mente, la colmena, el triste sacrificio interrumpido, los órganos sobreviviéndose golpeados, los ojos sin destino, la saliva, la fuerza incontrolable e innombrable, la vida, las paredes y las ganas, eso que llaman sueldo, los horarios, todo lo que está descolocado, los vicios, las rutinas, el color, los cementerios, los árboles floreando en contratiempo, las lágrimas sin nombre, las que no fluyen, las suicidas que se explotan contra un whisky, las manos y las letras recortadas, las palabras que no calzan en los versos, los versos que no calzan en los libros, los libros que no calzan en la vida, las vidas que no calzan en los cuerpos,  los cuerpos que no calzan.

lunes, 27 de agosto de 2012

pre

golpes, frenos y moretes, toda la piel verde, enrojecida, vuelta un trapo seco que se empapa en llantos, en llantos rutinarios de vacío, de eternidad fugaz que aprieta el cuello, que duele como el hielo hasta adormecrme, cada fragmento de la piel cede sin tregua, cada centímetro de carne, todo dormido, todo impedido, como un molde que es apenas eso: molde, contenedor de vómitos y formas, de fluidos corporales sin aroma, de un palpitar sin nombre y sin registro. como un cuerpo, como un molde que dibuja mis contornos, como ese absurdo ser que a veces era, que a veces soy cuando recuerdo ser, como si todo fuese cierto, real, tangible, como si todo fuese vida y todo muerte, muerte como su absoluto opuesto, muerte como aquello que no existe más, muerte y vida en sólido binario, como si no existieran puntos medios, como si no hubiese nacido muerta, como si fuese más que fluidos en un molde, como si fuese algo, como si fuese yo, como si fueras vos aquella compañía tan letal, como si fuésemos alguito más que hormigas, algo más que fantasmas, fantasmas habitados por fantasmas en un incontrolable despilfarro de imposibles, de cuentas por pagar, de aborto diario, de sueños solitarios sin retorno, de viajes que se saben acabados, de hoyos que se duelen sin nombrarlos, de lágrimas y fluidos vaginales, de ríos, de sexo a tientas y amoríos, de estorbos en el ano y en la sangre, de gritos no gritados, de reclamos, de todo aquello que hubiese existido, de todo lo que ya no pudo ser, de todo lo que he sido y lo que he hecho, de este fantasma tuerto, de este cuerpo sin sangre,  de esa cicatriz abierta, corrompida, de toda la cordura desbordada, de tanto autocontrol torpe  y edulcorado. 

sábado, 11 de agosto de 2012

me sobraron tantas cosas (...)



no sé cuánto habrá pasado desde cuando te leía
nunca quise darme cuenta que no era idea mía...
Memorias del olvido, NTVG



Nunca tuve sus promesas, solo apenas aquel hilo de su inspiración. La conjugación instantánea de sus verbos, el color pálido de sus distracciones, la mirada abierta, las palabras desbordadas, lloviendo como disculpas mudas, impronunciables, anticipadas, anticipando el torbenillo ciego, aquel que lo arrasa todo, aquel que ara el terreno, los suelos transformados en trincheras, las trincheras en las que crecen tímidas las malas hierbas. Yo nunca tuve sus ojos, tuve sus líquidos dedos, sus dedos líquidos, derretidos, sus manos vacías de mañana, tan llenitas de ahora y de siempre, de para siempre antiguo, artificioso y cáduco, de parasiempre rotundo, cínico e inescapable. Yo apenas tuve su huída, su pedagogía escapista, sus mentiras, la placidez liviana de sus labios, el triste despertar de sus mañanas, la noche padecida en otras camas, sus labios tan calientes y tan tibios, la triste lucidez de su garganta, sus párpados cerrados por derribo, las lágrimas hoy libres como el agua

jueves, 19 de julio de 2012

Sao Paulo me resulta caminable


Solo faltaba la música. Bien, faltaban muchas cosas: la masa digerible en el estómago, el alcohol en la venas, el humo en los ojos. Pero bueno, digamos que no faltaba nada. Los pies como hormigas trabajosas, como serpientes ciegas, arrastrando camino y destino, escupas, historia, puntitos de polvos diversos, de piedras molidas, de aceras gastadas. Caminaba y sin parar pensaba, esta ciudad me resulta habitable, me resulta odiosa, con sus pitos necios, sus mendigos friolentos, sus calles escupidas, sus escupas secas, las caras de desconocidos incontables, sus vidas todas desperdigadas, los contrastes que hacen torcer la tripa, la falta de silencio, los versos y gritos de paredes, la gente tan perdida y absorta, la gente, las aceras, los semáforos. Esta ciudad me resulta amigable.
Camino y me adentro en un parque, le creo la mentira de sus copas, el cielo despejado pero frío, el ruido de motores en mi espalda. Hay poco que pudiese yo ofrecerle, apenas si consigo caminarle, soy como un pez pequeño sin cardumen, un pez exactamente sin cardumen.
Cambié por dos libros mi almuerzo, dispuse mis dedos al frío y tarareando en mi cabeza las canciones, dibujé sobre la planta de mis pies sus ríos, sus calles hipotérmicas, sus cruces, cada relieve absurdo que mis pies tocaban, la gente aglomerada en las esquinas, los carros tan feroces como perros, la ausencia de sentido en todo aquello, en todo esto, en todo lo que toco y lo que existo, tatué su nombre entero en mi libreta y con un entusiasmo humilde resolví que bien podría vivir aquí.
La música falta para opacar los carros. Los libros sustituyen la comida. La astucia resuelve la cerveza y la solidaridad sopla aires calientes en las sienes. No se equivocaban las canciones: no existe la vida en otro lado. La vida es siempre esta que cargamos, con piel, con sangre y forma autobiográfica, esta que es el molde de existencia, la casa irrenunciable de la infancia, las letras imborrables de la historia, la nausea atravesada en la garganta, los ojos sin destino y si retorno, las manos tan vacías como siempre, los pies con cosquilleos irrelevantes.
Bien pienso que podría vivir aquí. Esta ciudad me resulta caminable.

miércoles, 20 de junio de 2012

ahí donde no se ve


“quizás elija mil veces
el mal camino”

Sin tiempo, con futuro más que incierto, con el sueño rasguñado por alambres, manchado con tinta, desnutrido y absorto, con el sueño desprovisto de almohadas, de ventanas calientes, de aires rugosos. Con el tiempo amoratado y roído y con las manos rotas, rotas de tanto usarlas para escarbar el viento, como ratones con necia vocación suicida, buscando placidez entre una muchedumbre, buscando abrir las zanjas de la hidroponía de vida, abrirlas con las manos, con los dedos carnosos, sintiendo entre las uñas el ardor de la nada, de ese imposible certero hacia el que con alevosía saltamos, el ardor y el dolor siniestro de un vacío absoluto, rompiéndonos la piel, las pestañas, los besos, el dulce olor del cuerpo rozando otro cuerpo, rompiéndonos la muerte más acá de la vida, rompiendo como olas de espuma inexistente, en silencio y griterío, en perforación rotunda, rompiéndonos los sesos, irrigándonos por dentro, dejándonos las manchas de tizne transparente, las pintas sin relieve en todas las paredes, dejándonos el eco de un suspiro aspirado, de una risa seca, de una esperanza fundida… 

Y entonces desde esta nada en la que sumergimos los dedos, en ese espacio vacío que impertinentes sembramos, en este hueco sin fondo tan falto de luz y de exilio, cerramos con insensatez los ojos robándonos la oscuridad ajena, cerramos y miramos con sabiduría ciega la vibración de tonos del espectro, soltamos, pues, carcajadas audaces, abrazos imprudentes, amor en borbotones, soltamos las voces, los cuerpos, las ganas de explotar y de expandirnos, soltamos nuestros labios insolentes, los ríos que nos fluyen desde adentro, las aguas, las mareas, el mar, los torbellinos, el dulce terremoto que nos parte las entrañas, la falta de asidero y de camas propias, liberadas, soltamos nuestros cuerpos, soltamos las amarras, soltámonos al viento y llovemos en trémulo aguacero irreverente, aguacero escandaloso hecho de múltiples gotas, aguacero que llueve colectivo, imparable, incorregible, temerario y unísono. 


"Voy a tener que aprender a vivir otra vez…"
Calamaro



martes, 22 de mayo de 2012

tuenitú

22.05.12
cumpleseven

El pavor frente al olvido es desgarrante, es un abuso tóxico de esperas, de rígida quietud que intenta, ilusa, guardarse para sí la vida entera. Mi piel, sin cicatriz alguna de tus labios, sin rastros de tu paso por mi cuerpo, insípida, inocua, inconjugable, perdida de tu luz y de tu sombra, mi piel que ahora no es más la que encontraste, que ahora no tiene más las huellas de tus huertos, de aquella flor nacida y renacida, de todas las semillas no sembradas, de flor de chile dulce y jacaranda. Mi piel que va perdiendo tus raíces, mis raíces que se aferran a otros suelos. Quise tatuar tu nombre en mis dedos, como queriendo conjugarte para siempre, como si pretendiera así existirte, grabarte en las paredes de mi lecho, morirte y cada día resucitarte, ofrecerte mi tacto, es decir mi vida, mi amor, mi olor, mi llanto y mis placeres. Quise tatuarme tu nombre en los dedos, pero no cabe. Y no quiero llevar tu nombre a medias. Lo quiero entero. Entero que no es igual que intacto. Así lo llevo, tatuado en cicatrices transparentes: tatuado, que es decir escrito en carne; cicatrices, que es decir que no se borran; transparentes, que no es lo mismo que decir inexistentes. 

martes, 15 de mayo de 2012

desatino


desatino
lugar donde conjugan las palabras, lugar donde encuentran techo aquellos seres adversos que ocupan nuestros cuerpos. un borde que dibuja el silencio, el límite feroz del desencuentro, la plácida caricia que no existe, el dios sin nombre, el imposible acuerdo de dos almas. la vida, y eso que llamamos muerte, la voz que marca ecos indisolubles. hay tantas cicatrices en las carnes, tantas que se van endureciendo, secas, rojas, transparentes, como tejiendo un velo, un abrigo robusto, un cuerpo-otro. somos un rejuntado de experiencias, un puño de maletas inservibles. somos la carne, el saco y quien lo carga, somos la espera incauta de la nada, somos la piel, el beso, el sin retorno, la clara lucidez difuminada, las ganas de correr y atragantarnos, las ganas de morirnos con los muertos, las ganas de escapar de aquel destino, la insuficiente paz que dan las ganas. somos, soy, ser-conjugado, una existencia inversa o algo descolocada, ser, más que estar, ser y existirse, involucrarse, nombrar, lanzar el ancla, despilfarrar el tedio en pleno desatino, y ocupar un lugar, un cuerpo vivo, un nicho funeral anticipado, un trecho con bordes desdibujados. 

lunes, 7 de mayo de 2012

acrónimo


mala aquiescencia, lumbrada, ilusa sombra, oscura resistió. montes aquellos, lisos, intrépidos salientes, ordenado resplandor. mente aturdida, lenta imperfecta, sedienta, occisa resquebrajó.  miente, asustada loca, imposible siquiera otra razón. mucho aprendiera, lastre insolente, sinuosa otrora renació.

y no.









y a veces sí, no queda más que asumir la derrota y soltar, y a veces ni eso. morderse la punta de los dedos, cual si fuesen uñas, y soltar. comerse el tiempo, enfermar de pega, vomitar. a veces poco menos que eso. encontrarse, revelarse, descubrirse en tal estado de desposesión, no tener nada, nada que ofrecer al mundo, nada con qué defenderse, ni enemigos enfrentables, ni quimeras, ni siquiera leña húmeda para fracasar. a veces pesa poco el cuerpo y la hélices de flores no son ni siquiera sueños, ni siquiera besos, no llegan ni a recuerdos tiernos, son apenas eso, un trío de palabras sin tejido ni pegamento, son las letras sueltas, escritas con amor incierto en un cuaderno, con amor incierto, como un amor muerto, escritas y leídas tarde, y leídas nunca, inexistentes, jamás pronunciadas, muertas, desmembradas, palabras, letras, versos, cartas escondidas y olvidadas, la desesperación cebada, el desacato, el desaliento tibio, el gris cansancio. la vida sin lugar, sin orificio, las ganas de hibernar todo el verano, el púlpito sin roces, sin jadeos, la vida acumulándose en la orilla y vos, cumpliendo sin quererlo, trabajando. 

viernes, 4 de mayo de 2012

mai


Casi todas las flores se han caído, pero quedan algunas. Los rastros, el brillo desteñido de una primavera falsa, tibia, imaginada, el contorno exiguo, las manchas en los años, la sonrisa seca, simple, sincera, el tenue resplandor de antiguos goces. Las hojas, ahora frescas y verdes y locuaces, las hojas monumento de la cotidianidad. Todo pasa aunque jamás nos pase. Todo pasa.

Las flores, resistencia absurda de adoquines trasnochados, las flores, banderas de ausencia. Casi todas se han caído en mayo. Pero algunas quedan.

martes, 20 de marzo de 2012

transparencia


18.3.2012
Nos topamos de pronto en un sueño. No te estaba buscando pero hace días te extrañaba. No recuerdo la ropa que llevabas ni el largo de tu pelo. La última noche dijiste que querías cortártelo. Pero ahí estabas, vos, tan siempre y por siempre vos. La misma cara, la misma escucha, la magia justa con que te escapabas. Intacta y sin embargo nueva. Exacta y sin embargo otra. Hablamos, yo quise sostenerlo cotidiano. Dijiste poco, vos, solo escuchaste y devolviste sonrisas y miradas. No hubo papadas ni advertencias fuertes. No hubo reclamos. Fue como casi siempre, o como siempre.

Tenías algo nuevo, sin embargo. Tus manos, que ya no son tuyas, tus ojos, tus labios gruesos, tu frente, tu color, tus pecas sueltas, todo estaba tornándose transparente. No desaparecías, vale decir, te trasparentabas. Tu cuerpo, que ya no es tu cuerpo, iba tornándose viento, destello de estrella lejana, agua; tu cuerpo, conforme vamos soltando, va convirtiéndose en ese que será en adelante tu cuerpo, el tuyo, el que elegiste, el que inventaste de golpe contundente. Tu cuerpo traslúcido y secreto, íntimo y apenas conocido por tus gentes. Tu cuerpo hecho de besos y de tristezas dulces, de algún suspiro tenue y desbordado. Tu cuerpo como el lente de unas gafas, puestas con amor sobre los ojos, y nosotros, con los ojos emocionados y nerviosos, mirando ahora la vida con tu presencia en la ausencia, mirando ahora el mundo teñido todo con tu fosforescencia. 

sábado, 10 de marzo de 2012

Vulnerabilidad


Vulnerabilidad. Encuentro humano. Colisión sincronizada de los cuerpos. Arte y oficio de detener el tiempo. Arte y oficio de hacerlo correr. La vida entera hecha de carnes y de besos, los dedos ciegos, las piernas rieles, la sangre amotinada en las mejillas, el cuerpo desdoblado y desaparecido, fundido en gotas tersas y salvajes, el cuerpo en el desorden de los cuerpos, vulnerabilidad sagrada, quebrantamiento último de las ansias, las ganas todas, intrépida codicia, el cuerpo derretido y embarrado, revuelto de formas con sustancias mancias, el cuerpo comprimido, introyectado, temblor que surge apenas de su centro, el cuerpo hecho una masa de tensiones, más bien un punto, un punto que se extiende en espirales, caleidoscopio humano girando con fervor sobre sí mismo, un punto desbordándose hacia adentro, inundación fatal e implosiva, temblor de antiguas fiebres suspiradas, saturación sublime, choque violento, licuefacción de pieles fluyendo lengua abajo. Vulnerabilidad. Abrigo humano. Colisión sincronizada de los cuerpos. Arte y oficio de reinventar el tiempo.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Cabello

Más que telar, un remolino, el vértigo plantado y florecido, curvas sinuosas, curvas líquidas, moviéndose sin prisa con el viento, un río de aguas negras y brillantes, mis dedos como rayas, aves de agua, hundiéndose en piscinas desbocadas, enredación, tejido de largos hilos negros y de carne, la piel comprometida en el desorden, dislocación continua y coordinada, mi cara sumergida, mi aliento, mi nariz, boca empapada en secos ríos de fragancias innombrables, olores de emociones desbordadas, inundación táctil, textura y catarata. Más que telar, un río, un turbio remolino, un negro oleaje.

martes, 28 de febrero de 2012

c a r d u m e n

quiero paz
dame paz
toma paz
sueño paz

quiero paz
dame pez
toma paz
somos pez

martes, 21 de febrero de 2012

pez

Abrir la boca en gran bocado y devorar. Devorar la vida. Devorársela. Sentir el tacto con labio y mandíbula, la presión en los dientes, las mejillas rojas, los ojos cerrados, los dedos perdidos, los labios ansiosos, las encías sedientas, la voz sin palabras, la piel de volcán. Un sabor caliente de color rosáceo, un sabor ser vivo, ser y palpitar, la boca extendiendo sus esquinas rojas, deshaciendo filas y altas tempestades, conjugando tonos y síncopas antiguas que hechas piel despiertan en viscosidad. La lengua ferviente, febril y  caliente navegando curvas como olas del mar, nadando furiosa como un pez sin cama, como un pez perdido que no puede dormir. La lengua leyendo en la carne el braille, leyendo la historia de la humanidad, la lengua dispersa y absorta y borracha, y cada vez más carne que intenta descifrar. Mi boca queriendo comerse la vida y la vida necia déjase comer. Sus curvas oscuras, nocturnas trincheras, y la boca urgiendo donde descansar; descansa entre vuelos y nados salvajes, como un pez sin cama nadando hasta despertar. 

y…



9.2.12

♫ tal vez elija mil veces el mal camino
voy a tener que aprender a vivir
otra vez ♫
Calamaro


Mi muerta sigue estando muerta, mi amor sigue sin respirar. Volver a casa y cada esquina la encuentro limpia, y cada paso que me lleva hacia ningún lugar, vuelvo a encontrarla derretida, eufórica, desordenada, el viento fresco con aroma a hierbas de calidad, aquí la espera me parece eterna, y ahora sin prisa al fin tengo músculos para correr, doblo la esquina y de golpe un árbol florecido, me topo el mágico milagro que un día fue un puñal, y qué hacer con este feto de sonrisa, con este esbozo de mensaje que no llego a consumar, no queda más que estallarle un beso al aire, murmurar su nombre acuoso y sacrosanto, y mirar las flores para que las vean sus ojos, para vernos sin vestidos una vez más, regalo de la tierra que lleva su aroma, sus ritmos, sus palabras y mis ganas de gritar, no queda otra que besar al viento y sonreír, ocupar su espacio que dibuja un silencio y murmurar su nombre y seguirla viendo, ahora desde adentro, y respirar profundo con nostalgia dulce y seguir sonriendo y sonriendo amar.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El olvido

escrito algún día oscuro de enero, ahora con un epígrafe regalado por Cuba.


La memoria es la dueña del tiempo,
refrán yoruba




Despertaba con sabor metálico en la boca. Podría bien ser la sangre o el olor de la oxidación nocturna. Me temblaban las manos ahora secas, los dedos con resaca de aquel apartamiento incomprensible, el ácido láctico en las yemas, en las protuberancias y las arrugas viejas. Me costaba enfocar, leer las letras, dibujar sus líneas, sus colochos, puntos y rayas. ¿Y qué tal si un día olvidara cómo escribir? ¿Qué hacer si un día, al despertar cansado y resacoso, sediento de fantasmas y de ensoñaciones, tomara el gris desértico de una hoja, me dispusiera a escribirte y… De pronto ya no saliera nada, las manos atrofiadas sin poder trazar el desvarío de la ausencia, las mil y una noches que cuenta mi cabeza, las cosas que me existen, los sueños, las palabras. Correría entonces a abrir el libro más próximo en cualquiera de sus páginas, como me gusta hacerlo, y… Un trino incomprensible de dibujos, los trazos de un pensar que no comparto, la sucesión de puntos, curvas, rayas, garabatos, lo habría olvidado todo, rotunda perdición, asesinato. Entonces el papel, un camposanto, la oscuridad de mi pensar acumulado, el trágico silencio del encierro, la última locura sin retorno, entonces sí lo habría olvidado todo, la vida transparente y sin refugio, mi cuerpo un ataúd lleno de jugos sin sustrato. 

jueves, 9 de febrero de 2012

¿Último? Yo.


6.2.12
La Habana

Vertí mi herida sobre Cuba y dejé que me irrigara. Tendí mis carnes exhaustas sobre sus piedras y me dejé secar al sol. Sentí entonces sus olas revolcarme, el popurrí de olores de La Habana, la mugre de sus calles enmierdadas, el polvo, la malanga, el denso humo que escupen sus abuelos, como el andar de los carros de museo, todos, todos caminando en los huesos, los chicos, las mujeres, los autos y los perros, el denso olor del petróleo de contrabando tiñéndome los ojos de negro, y apenas el destello de unos dientes de mulato que sonriendo se enamora. Yo quise respirar hondo y tragarlo todo, sus suertes, sus deseos, sus intenciones, el ritmo con que escupen sus palabras, el son que van dictando con sus pasos, la sombra de Guillén que los precede, el cántico yoruba, sus pies descalzos; quise verter mi herida y desdibujarme toda, perder mis dedos tercos en sus aromas, cubrir con sal santera la sal de mis lamentos, rendirme a Yemanyá, pagar sus precios, inocular sus besos en mi sangre, sangrar sobre la sed de sus aceras, de sus suelos completos que se prostituyen por aguas, por lluvias torrenciales que les mojen las lenguas, sus suelos que dan cuenta de sus penas, la opulencia de historia y siempre el hambre, hambre de estómagos a medias, nunca repletos, jamás vacíos, la luz del sol que siempre lo ve todo, y la gente corriendo, corriendo en círculos o saliéndose ellos, siempre corriendo y buscando, como esperando algo, un puente o un túnel subterráneo que los expanda sin llevarlos a otro lado, sin sacarlos de la isla ni perderlos ni explotarlos, pero haciendo del camino algún costado que pueda trocar su destino o al menos permutarlo por un rato, para no ser siempre quien se nació hecho, para jugar a ser alguien que se quiso ser, para sentir el sol y que no sea por sentado, este olorcillo a lo desconocido que trae el viento húmedo del mar, ese cartel que aún no se imprime, este prefacio, las letras que nunca dicen lo mismo, y yo, pidiéndole a La Habana que me sane, vertiendo mi dolor sobre el cerro de sus penas, haciendo fila para recibir su abrazo, una mirada perdida, un verso en tinta negra o el aroma de la ausencia en una flor.

cumpleaños


5.2.12
La Habana

La noche me hablaba de Andrea por el malecón. Triste y a veces lindo recordar, y luego triste. Una herida que no cerrará nunca. La extraño y aún duele… quizás algún día pueda extrañarla sin llorar.
El mar me llamaba mucho y yo le cantaba en silencio. Basta de llamarme así.

lluvia en La Habana


29.1.12
La Habana

Mi habitación en La Habana no tiene ventanas. Amanecí sonriente, pero mientras me bañaba fue llenándome una tristeza conocida, la suya, la de siempre, la de su ausencia rotunda. Leí entonces tres poemas al azar, tomados del libro hermoso que compré ayer. De otro modo, de Emilio Ballagaz; La tarde pidiendo amor, de Guillén; El Otro, de Roberto Fernández Retamar. Quise llorar, pero me aguanté. Salí y por la ventana miré la mañana gris. Lloviznaba en La Habana, como si llorara por mí.

beso en el malecón


28.1.12
La Habana

Yo quería abrazar La Habana, pero se me fue arriba. Yo andaba perdida y descuidada. Me robó un beso, puso sobre mis labios los suyos y sopló fuerte, inflándome de vida el torso. Yo no le di nada a cambio, me tomó desprevenida. Me sobresalté cuando caí en cuenta y busqué en mis bolsillos sin éxito algo qué regalarle. No tenía caso ni era ya necesario. Resulta que sin percatarme, yo distraída y en aquel disparate, habíame hurtado junto al beso un  trozo de mi corazón aún sangrante.

Vacas, de Rogelio Orizondo.




luna, carnes, vacas, sangre, leche, beso,               
llanto, vuelos, puertos, desencanto,                      todo el 
expiración, bostezo, ganas, desvelo, otros,     │→ fluir de
muchacha, bonito, ganas, ojos,  respirar.            los cuerpos
                    

por los siglos de los siglos


27.1.12  
La Habana

Frente a un rostro de Alejandro Magno. Sus ojos a la altura de los míos, sus formas proporcionalmente más grandes. No es, cabe decirlo, el primero que veo. Es más, la sala entera en que me encuentro está  repleta de cuerpos incompletos. Pero este me es diferente.

Estoy maravillada con sus formas, con la ternura que su piel dibuja, cada curva formando un campo abierto, la suave alineación de las montañas que se juntan invitando a recorrerlas. No es ni cercano a lo perfecto, pero me atrapa. Sus labios entreabiertos, dejando apenas ver la orillita de sus dientes y el agujero oscuro donde guarda su lengua. Es casi como si pudiera hablarme, parece que quisiera decir algo. El labio superior contorsionado, doblándose en un valle y dos montañas, papiroflexia humana hecha de mármol, qué gesto tan sencillo, tan cierto, tan real, que casi se le escapan las palabras.

Su piel tiene destellos transparentes, pequeñas estrellitas que le adornan, los pómulos, la frente, los cachetes, el pelo encolochado y hacia atrás. De pronto es como verlo moverse, es casi como si vibrara, el fondo a contraluz se hace borroso, cual paisaje en ventana de tren en movimiento. Me asusta levemente el movimiento, me da vértigo y tengo que tocarme las piernas como queriendo comprobar que siguen quietas. Lo sé, siento que vibra intensamente y no es el fondo, ni es el mundo, no es la sala, es Alejandro Magno hecho de mármol y Malisor perdida en La Habana.

Y entonces siento un jalón desde adentro, del pecho, oscuro pero esta vez no es doloroso, es como ese vacío de precipicio que jala los cordones de mi alma. Lo entiendo, pero no logro terminar de comprenderlo, no cabe tanto tiempo en mi cabeza. Este es un puente cósmico, una barcaza, una ventana abierta hacia los tiempos. ¿Cuántos ojos pasaron por sus ojos? ¿Cuántas manos, cuántas gentes? Decenas de siglos acumulados, tantísimas historias, tantas, tantas perspectivas. Alguna vez estuvo en otro lado, este Alejandro que entonces tendría también un cuerpo de mármol. Las gentes le pasaban en frente, quizás sin percatarse, quizás para adorarlo, y con seguridad alguien se detenía de vez en cuando y le miraba los ojos, los labios entreabiertos, la piel que le brillaba, y con seguridad ese ser, tan diametralmente lejano, tan cotidianamente distinto a mí, cercano apenas en fisionomía – si acaso –, ese ser de otro mundo y otro tiempo, se habría conmovido igual que yo, lo habría visto vibrar con esa fuerza viva que gentes como él y como yo vamos dejando, se habría conmovido tanto sin posibilidad de imaginar que milenios después una muchacha se toparía de frente con el rostro decapitado y sentiría en su pecho la traducción exacta de aquella emoción incontrolable.

Lo miro con los ojos hechos agua. Parece que quiere decirme algo. Parece que deja pasar el aire, en un zumbido mágico ancestral. Lo entiendo aunque me desborde las sientes. “Yo sé”, le digo. Y me alejo, llevándome en el pecho la intención de su canto desarticulado.

domingo, 22 de enero de 2012

tríptico para un cumpletres

1

A morte é a curva da estrada,
Morrer é só não ser visto.
Se escuto, eu te oiço a passada
Existir como eu existo.

A terra é feita de céu.
A mentira não tem ninho.
Nunca ninguém se perdeu.
Tudo é verdade e caminho.
- Pessoa, 1932





2

As lentas nuvens fazem sono,
O céu azul faz bom dormir.
Bóio, num íntimo abandono,
À tona de me não sentir.

E é suave, como um correr de água,
O sentir que não sou alguém,
Não sou capaz de peso ou mágoa.
Minha alma é aquilo que não tem.

Que bom, à margem do ribeiro
Saber que é ele que vai indo...
E só em sono eu vou primeiro.
E só em sonho eu vou seguindo.
- Pessoa, 1931


Damien Rice - Sleep Don't Weep from David Mairs on Vimeo.



3

Em plena vida e violência
De desejo e ambição,
De repente uma sonolência
Cai sobre a minha ausência.
Desce ao meu próprio coração.

Será que a mente, já desperta
Da noção falsa de viver,
Vê que, pela janela aberta,
Há uma paisagem toda incerta
E um sonho todo a apetecer ?
- Pessoa, 1931


se la devuelvo, mae. mis yu :* 

sábado, 21 de enero de 2012

habitación


hace días que estoy mordiendo paredes. o más bien dando tumbos, reventándome contra los muros blancos, estos que a fuerza de mirar y mirarlos por 12 semanas se están volviendo curvos, van perdiendo sus ángulos rectos, sus vértices fugándose en circunferencia interna, las líneas divisorias que no existen, la habitación vacía que me guarda tomando la forma de mis lágrimas, es casi un retornar a los inicios, concepción involuntaria obligatoria, un útero de concreto palpitante, mis manos desesperadamente gimiendo, cuatro paredes arqueándose hasta fundirse en una.
me estrello contra esta burbuja fría, estallo con todas las fuerzas que tengo, intento destruirla desde adentro, destruirme en el intento, a falta de tu cuerpo y tu silencio, de tus besos atropellando mis pasos, marcándome el sonido de mi tiempo como un despertador pueril y accidentado, cada paso un disparo, cada camino tu beso, cada viaje que emprendimos sin intensión de regreso y desde ahí, burbuja circular que nos estruja, pared, cuatro paredes blancas, un esférico abrigo autoinfligido, la cárcel que a dúo decoramos, Hogar Dulce Hogar siempre arrendado, nuestro cuarto y sus cuadros itinerantes, el alquiler que poco a poco fuimos habitando, al principio con dulce timidez de principiantes, y luego con la rabia de viejas amantes, de corazones borrachos escupiendo desordenadamente sangre, queriendo ocupar todas las horas, todo el día y el mes, la mañana, la noche y la tarde que alquilamos, queriendo hacer de aquel nuestro refugio, nuestra casa-colmena, el campamento frío y la fogata, el cuarto en el que siempre nos amamos. y ahora habitarte desde adentro, desde este otro lugar tan parecido, tan lleno de tus vicios y mis miedos, de tu sombra tranquila que flota en viaje astral sobre mi lecho. lo habito y no es sencillo imaginarlo, te busco todo el tiempo y me tropiezo, no quiero ya encontrarte en ningún lado, pero te encuentro, en cada golpe al aire que destapo, en cada exhalación suicida, en cada nombre propio femenino, en cada beso a medias sin destino. Y no podés juzgarme a estas alturas, ya sé que no te gustan mis reproches, no sé si vendrán nuevas cicatrices pero no puedo detener los puñetazos que lanzan contra la pared mis manos, cada día más flacas y resecas, pero empuñando, incansables, tu nombre.

miércoles, 4 de enero de 2012

nosotros, tus gentes


Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, 
y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. 
Algunos fuegos, fuegos bobos,  no alumbran ni queman; 
pero otros arden la vida con tantas ganas 
que no se puede mirarlos sin parpadear, 
y quien se acerca, se enciende.
Galeano



creo que fuiste tejiéndolo todo. yo no me daba cuenta, estaba distraída con tu piel. fuiste tendiendo las líneas, enhebrando redes de cables transparentes, hechos de puro suspiro y de calor, calorcito tuyo que le robabas al sol. pirotécnica honoris causa, te encantaba encenderlo todo. encendías las hierbas (nuestras y ajenas), encendías los versos, los poemas rotos, el silencio, la angustia, alguna que otra flor, inflamables sustancias, mar de fueguitos, all you need is love, incendiaste las cortinas oscuras, las puertas añejas de armarios vacíos, el océano Atlántico y sus distancias marítimas, el futuro próximo y los planes lejanos, lo volaste todo, lo volabas todo, pieles que ardían bajo el peso de tus carnes, licuefacciones varias, casi siempre profanas, órganos internos convertidos en carbón, la saliva lava, los gemidos humo, fogata incontrolable asando el corazón.
te gustaba encenderlo todo, encendernos todo, y así fue.  dejaste tendidas las líneas, los cables que conectan esta sustancia altamente inflamable que escondiste, secreta y silenciosa, siempre ganando con ternura las batallas, en el lugar preciso de nuestros corazones que solo conocés vos. y nos dejaste así, extraños temerosos, sujetos y atados,  desconocidos con los días contados, en cuenta regresiva con sonrisa que avanza en sincrónico ritmo hacia tu calor. tejiste nuestros círculos concéntricos, cual mandala desordenada y turbia, tus átomos remojándonos los dedos, las manos secas y cansadas, bañándonos los ojos y las sienes, combustión ungida y embarrada, los cuerpos todos, el cuerpo entero, sediento, confuso y conmovido, extiende los brazos sin miedo frente a otro cuerpo desconocido al que también está quemándosele el corazón.

te gustaba encenderlo todo, encendernos todo. dejaste encendidos los abrazos, la vida, pues, el calor.