lunes, 27 de agosto de 2012

pre

golpes, frenos y moretes, toda la piel verde, enrojecida, vuelta un trapo seco que se empapa en llantos, en llantos rutinarios de vacío, de eternidad fugaz que aprieta el cuello, que duele como el hielo hasta adormecrme, cada fragmento de la piel cede sin tregua, cada centímetro de carne, todo dormido, todo impedido, como un molde que es apenas eso: molde, contenedor de vómitos y formas, de fluidos corporales sin aroma, de un palpitar sin nombre y sin registro. como un cuerpo, como un molde que dibuja mis contornos, como ese absurdo ser que a veces era, que a veces soy cuando recuerdo ser, como si todo fuese cierto, real, tangible, como si todo fuese vida y todo muerte, muerte como su absoluto opuesto, muerte como aquello que no existe más, muerte y vida en sólido binario, como si no existieran puntos medios, como si no hubiese nacido muerta, como si fuese más que fluidos en un molde, como si fuese algo, como si fuese yo, como si fueras vos aquella compañía tan letal, como si fuésemos alguito más que hormigas, algo más que fantasmas, fantasmas habitados por fantasmas en un incontrolable despilfarro de imposibles, de cuentas por pagar, de aborto diario, de sueños solitarios sin retorno, de viajes que se saben acabados, de hoyos que se duelen sin nombrarlos, de lágrimas y fluidos vaginales, de ríos, de sexo a tientas y amoríos, de estorbos en el ano y en la sangre, de gritos no gritados, de reclamos, de todo aquello que hubiese existido, de todo lo que ya no pudo ser, de todo lo que he sido y lo que he hecho, de este fantasma tuerto, de este cuerpo sin sangre,  de esa cicatriz abierta, corrompida, de toda la cordura desbordada, de tanto autocontrol torpe  y edulcorado. 

sábado, 11 de agosto de 2012

me sobraron tantas cosas (...)



no sé cuánto habrá pasado desde cuando te leía
nunca quise darme cuenta que no era idea mía...
Memorias del olvido, NTVG



Nunca tuve sus promesas, solo apenas aquel hilo de su inspiración. La conjugación instantánea de sus verbos, el color pálido de sus distracciones, la mirada abierta, las palabras desbordadas, lloviendo como disculpas mudas, impronunciables, anticipadas, anticipando el torbenillo ciego, aquel que lo arrasa todo, aquel que ara el terreno, los suelos transformados en trincheras, las trincheras en las que crecen tímidas las malas hierbas. Yo nunca tuve sus ojos, tuve sus líquidos dedos, sus dedos líquidos, derretidos, sus manos vacías de mañana, tan llenitas de ahora y de siempre, de para siempre antiguo, artificioso y cáduco, de parasiempre rotundo, cínico e inescapable. Yo apenas tuve su huída, su pedagogía escapista, sus mentiras, la placidez liviana de sus labios, el triste despertar de sus mañanas, la noche padecida en otras camas, sus labios tan calientes y tan tibios, la triste lucidez de su garganta, sus párpados cerrados por derribo, las lágrimas hoy libres como el agua