tu gran angustia ante el no-sabemos,
tu sabia ira contra un final extranjero
y tus dos manos,
con todos tus dedos,
que han quedado tatuados en cosquilleos ausentes
mi obsesiva ansiedad al no encontrarte,
mi pegajosa culpa por seguir buscándote,
y todos los poemas que no llegué a darte jamás.
plagado de besos pendientes que procuramos siempre dar.
Te dejo
todo el silencio que tengo,
algunas varias canciones,
un closet que se ha quedado sin puertas,
un bosque en pañales, cuarenta flores muertas, no sé.
Te dejo lo que te he dado y me llevo solamente a mí,
arrastrada, en medio de un berrinche,
arrastrada sin querer llevarme,
caminando sin avanzar demasiado
hacia un imposible final.