respiración
tardía, indispuesta y malhumorada, ensayo de reniego que ni a eso llega, apenas
un suspiro solapado, un imperioso deseo de silencio, un imposible, un anémico
reclamo, la intrépida contradicción del cuerpo, las ganas de estar vivo y de estar
muerto, el golpe siempre ausente y necesario, el golpe que podría ajustarlo
todo, el tiempo, los vacíos, los huecos que van quedando entre la carne, las
horas, las tantas horas, los bordes carcomidos y olvidados, la voz que suena
otra cuando suena, los dedos que en ninguna parte caben, la mente, la colmena,
el triste sacrificio interrumpido, los órganos sobreviviéndose golpeados, los
ojos sin destino, la saliva, la fuerza incontrolable e innombrable, la vida,
las paredes y las ganas, eso que llaman sueldo, los horarios, todo lo que está
descolocado, los vicios, las rutinas, el color, los cementerios, los árboles
floreando en contratiempo, las lágrimas sin nombre, las que no fluyen, las
suicidas que se explotan contra un whisky, las manos y las letras recortadas,
las palabras que no calzan en los versos, los versos que no calzan en los
libros, los libros que no calzan en la vida, las vidas que no calzan en los
cuerpos, los cuerpos que no calzan.
sábado, 1 de septiembre de 2012
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