sábado, 1 de septiembre de 2012

yes


respiración tardía, indispuesta y malhumorada, ensayo de reniego que ni a eso llega, apenas un suspiro solapado, un imperioso deseo de silencio, un imposible, un anémico reclamo, la intrépida contradicción del cuerpo, las ganas de estar vivo y de estar muerto, el golpe siempre ausente y necesario, el golpe que podría ajustarlo todo, el tiempo, los vacíos, los huecos que van quedando entre la carne, las horas, las tantas horas, los bordes carcomidos y olvidados, la voz que suena otra cuando suena, los dedos que en ninguna parte caben, la mente, la colmena, el triste sacrificio interrumpido, los órganos sobreviviéndose golpeados, los ojos sin destino, la saliva, la fuerza incontrolable e innombrable, la vida, las paredes y las ganas, eso que llaman sueldo, los horarios, todo lo que está descolocado, los vicios, las rutinas, el color, los cementerios, los árboles floreando en contratiempo, las lágrimas sin nombre, las que no fluyen, las suicidas que se explotan contra un whisky, las manos y las letras recortadas, las palabras que no calzan en los versos, los versos que no calzan en los libros, los libros que no calzan en la vida, las vidas que no calzan en los cuerpos,  los cuerpos que no calzan.

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