martes, 15 de mayo de 2012

desatino


desatino
lugar donde conjugan las palabras, lugar donde encuentran techo aquellos seres adversos que ocupan nuestros cuerpos. un borde que dibuja el silencio, el límite feroz del desencuentro, la plácida caricia que no existe, el dios sin nombre, el imposible acuerdo de dos almas. la vida, y eso que llamamos muerte, la voz que marca ecos indisolubles. hay tantas cicatrices en las carnes, tantas que se van endureciendo, secas, rojas, transparentes, como tejiendo un velo, un abrigo robusto, un cuerpo-otro. somos un rejuntado de experiencias, un puño de maletas inservibles. somos la carne, el saco y quien lo carga, somos la espera incauta de la nada, somos la piel, el beso, el sin retorno, la clara lucidez difuminada, las ganas de correr y atragantarnos, las ganas de morirnos con los muertos, las ganas de escapar de aquel destino, la insuficiente paz que dan las ganas. somos, soy, ser-conjugado, una existencia inversa o algo descolocada, ser, más que estar, ser y existirse, involucrarse, nombrar, lanzar el ancla, despilfarrar el tedio en pleno desatino, y ocupar un lugar, un cuerpo vivo, un nicho funeral anticipado, un trecho con bordes desdibujados. 

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