martes, 7 de octubre de 2008
qué mierda cuando no queda tiempo ni para escribir que es en mi caso igual que pensar y entonces no queda más que llorar y reír y leer 40 páginas de foucault al día todo con la mente en blanco absolutoblanco que recibe y siente y siente pero no procesa nada ni sabe de dónde vienen sus dolencias como un perro emborrachado que no es lo mismo que borracho porque el primero es consecuencia pasiva y el último acción volitiva y yo sigo sin un mísero segundo para sentarme a pensar y a escribir y a entender los enredos que sienten mis carnes mis ojos y mis cachetes que palpitan como viejillas deformadas por hincarse desde hace más de 8 décadas en las bancas de una iglesia sigo sin sentirme yo ni escribirme que es lo mismo y entonces no tengo tiempo para nada que sea mío ni para mí ni mis sentires ni mis lágrimas ni pensamientos solamente soy máquina que respira y lee a foucault y a un tal bauman y busca desesperadamente una forma inexistente de darle algo de validez a su estúpido y añejo proyecto de tesis
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1 comentario:
Al margen de que sea Foucault, una vez uno de los horrores, de los fantasmas de tristeza que me rondaba, era el de esa lectura que de tan lectura se tornaba ingrata (¡esa que blandimos en otro momento con su doble filo!), y dije que "hasta leer me resulta fastidioso en la medida en que mientras leo me doy cuenta que son horas de vida transcurrida que no he vivido sino simplemente leído y mirá qué cosa triste venir al mundo a leer y nada más que a eso ¡qué cosa triste!." Con esto, al final, lo quiero decir es lo que casi siempre quiero decir cuando comento sus textos: que comprendo y comparto, que me solidarizo.
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