martes, 31 de marzo de 2009

si no muero de calor en el intento

y sí, prometo quererles mucho si no muero de calor en el intento. Prometo soltar las riendas y dejar mi necia maña de querer tasarlo todo. Prometo extender mis manos completamente vacías, para que ustedes tomen lo que son: dos manos. Mis ojos, mis gritos, las lágrimas que con frecuencia derramo, las palabras que no escatimo ante la vista, las que involuntariamente callo antes de que puedan llegar a sus oídos. Mi risa temblorosa cuando vuelo, su versión más genérica cuando río, mis ganas de querer quemar el mundo, y la frondosa conciencia de haberlo perdido todo. Prometo darles todo esto, que es muy poco, por supuesto, y ofrecer nada más que esto que tengo; esperar apenas su sonrisa, solidaria, cotidiana y tranquila, esperar de ustedes si acaso un recíproco tratado de cariño. Y sí, si no muero en el intento, de calor o de profundo vaciamiento de remaches, promete quererles mucho, casi demasiado, quizás finalmente libre de forma alguna.