sábado, 20 de septiembre de 2008

volver II

Volver... Porque extraño tus ojos y ansío tus manos que hace días no recorren mi piel. Volver porque mi perra hace huelga de hambre desde que partí, porque nadie tiene tiempo para cuidar mis plantas, porque la vida cuesta y el dinero se acaba. Volver y encontrarme este cuarto vacío que alguien, mientras no estaba, intentó tiernamente ordenar. Y encontrar calles repletas de carros, de tantas, tantísimas caras que no conozco, que jamás conoceré, en mi buzón treinta mensajes necios, en el refrigerador los mismos platos llenos que dejé. Y yo, encontrarme otra vez con casa y ciudad intravenosa, con vacío-de-vida-y-muerte, con ganas de verte a vos, aunque me duelan los párpados, aunque me pese la vida y me falten las montañas. Con ganas de verte a vos y algunos otros chusmillas, que hacen tolerables las tardes en san pedro y las noches frías y calladas en largas horas de internet.

Volver de un exilio fugaz donde el tiempo se estira y se explaya en la tierra, pero aún así no alcanza, no va a alcanzarnos nunca. y volver y encontrar silencio urbano que es más bien triste y espeso, y pensar en las palabras que hace dos días le escribía a mi viejo desde el sur, mientras él me robaba la vuelta buscándome entre botellas en un bar de la capital: "Mejor no vuelva nunca, viejo, no vale la pena. Ay viejo, quédese acá en el sur."


1 comentario:

Uno que mira dijo...

¡Chusmillas!
Este es mi comentario, de una vigencia pasmosa.:

Vámonos pa'l sur

Cansado de los besos que no me dabas,
lívido por exceso de sangre fría,
desanudé los nudos que amordazaban
la boca del embudo de la alegría.

Porque invertir en latas de sopa boba
es como barnizar el propio ataúd,
te hubiera dado más de lo que me robas
le dije al norte cuando me fui pa'l sur.

Con dos o tres metáforas en la nuca
y una gota de plomo en el lacrimal,
mi dueto del cuá-cuá con el pato Lucas
rodó por los baretos de la ciudad.

¿Qué queréis?, aprendí a malvivir del cuento
pintando autorretratos al portador,
si faltan emociones me las invento,
la madrugada no tiene corazón.

La salsa de tomate de las heridas
se corta con un chute de vanidad,
los pájaros no saben de despedidas
ni dejan prisioneros cuando se van.

La cresta de los gallos sin gallinero
pa'l caldo del puchero del día después,
ayer no me querías, hoy no te quiero,
mañana no tendremos a quien querer.

Con dos o tres carámbanos en las tripas
y un billete de ida a ningún lugar,
mi jeta, mi bombín y mi buena pipa
me abrieron las ventanas del más acá.

No os paséis con la ley "dímelo en la calle"
le dijo qué se yo a ciudadano quién,
a falta de sustancia sobran detalles,
de la estación de Francia ya sale el tren.

¿Qué queréis?, aprendí a malvivir del cuento
pintando autorretratos al portador,
si faltan emociones me las invento,
la madrugada no tiene corazón.