miércoles, 21 de mayo de 2008

Aquí desde esta cárcel

Libre soy cuando puedo besarte al despertar. Libre soy cuando no tengo que pedir permiso para abrazarte, cuando puedo estirar mis manos y tocar tu espalda, suavecito y luego más fuerte, amasando tu piel entre mis manos. Libre soy cuando puedo jugar en tu barba, cuando te llamo Gati y me contestás Pequeña. Libre soy cuando no tengo que sostener mis manos, ni esconder mi teléfono para no llamarte, cuando no tengo que tragarme palabras tan gruesas como: te amo, te extraño, quiero verte, dame un beso, escapémonos de aquí, queréme, por favor, perdón.

Soy libre cuando despierto saboreando tu nombre y cuando hago estúpidos planes de viajes y posgrados que nunca pasarán. Cuando te cuento mis aburridos y rutinarios días, y vos me escuchás sin ganas pero con una sonrisa. Libre soy cuando puedo hacer lo que yo quiero y lo que quiero es buscarte y aferrarme toda a vos.

Ves, te equivocaste ayer. No soy libre ahora, todo lo contrario. Libre era cuando podía amarte, y ahora que construiste esta pared interminable entre nosotros, lo segundo que perdí, después de perderte a vos, fue mi libertad.

No hay comentarios: