sábado, 24 de mayo de 2008

Bajo el letrero de: NO TOCAR

Bajo el letrero de: no tocar, se esconde todo tu cuerpo. Y yo con estas manos de muerto que trabajan solas, me muero una vez más por alcanzarte. Favor no tocar, favor no llamar, favor no escribir, ¿favor no amar? Lo intento desde adentro, te lo juro, desde lo que queda con fuerzas, pero este cuerpo muerto es difícil de controlar. No me hace caso. Se rebela y lo encuentro de pronto marcando tu número en el teléfono, conduciendo hasta tu casa, buscándote entre papeles, no sé. Me enojo, por supuesto, lo regaño. ¿Pero de qué sirve regañar a un muerto? Sigue muerto el cadáver, sigue sin hacernos caso. No lee los letreros, no entiende estas nuevas reglas. Sólo ve tu cuerpo y quiere abrazarte, como antes, como cuando no era aún cadáver.

Y es que cómo hacer cuando las prohibiciones son tan duras, tan tristes, tan fuertes. Cómo hacer cuando un cartel invisible proclama con siete letras la muerte que matará al muerto. No tocar, pero si tocarte es parte de mis funciones vitales. No llamar, pero si no tengo nadie más con quien burlarme del mundo. No escribir, pero si estás ahí y te veo en rojo, mientras mis dedos brincan sobre las teclas gritando siete mil palabras para vos. No amar… Bueno esa sí que no la entiendo. Esta escrita en otra lengua, creo, resulta impronunciable para mí.

No hay comentarios: