jueves, 8 de mayo de 2008

Tengo una vez más el impulso de buscarte. Como todas las mañanas en que te extiendo palabras y espero con compulsiva ilusión tu respuesta a mi mensaje. Es curioso que aunque pasen los años siga sintiendo esta ansiedad en las tripas, como si temiera un rechazo o una respuesta contraria. Pero por lo general lo que recibo es aún peor que una reacción negativa: un silencio, una palabra no dicha, falta de tiempo, mejores cosas que hacer, demasiado estudio, trabajo, cansancio, o simplemente pereza de responder. No quiero asfixiarte con mis palabras sin asidero. Hoy no te busco en mensajes; me trago mis ganas y escribo una nota.

No hay comentarios: